jueves, 26 de junio de 2008

Reflexiones en torno a la figura del periodista y el etnógrafo

Una vez leí que “la etnografía es un instrumento que potencia la mirada del curioso”. Entonces, el etnógrafo debería ser un escritor, un creador de imágenes que muestra los caminos de lo que está más allá de lo evidente. Pero también un ser observador, que se especialice en mirar detenidamente y por largo tiempo, una suerte de místico.

En sí, ambas figuras comparten puntos en común, como la búsqueda del conocimiento acerca de uno u otro tema, para poder lograr una obra o trabajo mucho mejor sustentado en bases reales. Ambos comparten también a la escritura como herramienta fundamental para registrar las experiencias recolectadas. Pero a la hora de plasmarlas, el escritor cuenta con una gran ventaja: la subjetividad. Es libre de introducirse en su propio texto y modificar cualquier aspecto de él. El etnógrafo, en cambio, está sujeto a las reglas de su propia disciplina, y según Geertz, debe presentar sus resultados sin la presencia de la subjetividad del narrador en sus observaciones.

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